lunes, 24 de mayo de 2010

Las dos leyes de la inteligencia colectiva

Hoy, en medio de una abundancia de información, una escazes de tiempo, y herramientas que nos conectan a todos, estoy viendo dos fenómenos que sirven para entender a la nueva audiencia con la cuál nos enfrentamos en la comunicación masiva.
1. La audiencia sabe menos de lo que piensas.
2. La audiencia es más inteligente de lo que piensas.
Dejame explicar estas dos ‘leyes’ (que, a primera vista, pueden parecer contradictorias) a partir de dos ejemplos.
La audiencia sabe menos de lo que piensas.
La cantidad de información a la cuál tenemos acceso es cada vez más grande. Si antes todos accedían mas o menos a las mismas fuentes, hoy la entrega de información es mucho más fragmentada. Claramente, la audiencia tiene mucho más conocimiento que antes, pero asumir que todos sabemos o conocemos todo, es un error. Esto tiene que ver con el siguiente fenómeno.
Muchos deben conocer este juego: Juan piensa en una canción conocida y golpee sobre una mesa el ritmo de esa canción, para que Pedro adivina de que canción se trata. Los que han jugado este juego saben que es muy frustrante: Juan, con la canción en su cabeza, no puede entender cómo Pedro no adivina cuál es la canción, si es tán fácil! Esto se da porqué Juan complementa la información que le entrega a Pedro (el ritmo) con la información que tiene en la cabeza (la melodía).
Es muy difícil ponerse en el lugar de la persona que tiene menos información que uno. Muchas veces no sabemos exactamente que parte de la información nuestra audiencia conoce y que no. Además es muy difícil olvidarnos de lo que sabemos para ponernos en los zapatos de los que tienen solamente la información parcial.
A los que trabajamos en comunicación masiva, esto nos pasa todos los días. Tenemos una melodía en la cabeza, y confiamos que nuestra audiencia adivina la canción con sólo escuchar el ritmo. Ahora, con la inmensa cantidad de información ahí afuera, y la fragmentación de esta información, este efecto se da aún más. La especialización que se ve en tantas partes (especialización laboral, científica, etcétera) también se da en cuanto a los hábitos de informarse. Ahora que tenemos la opción, cada uno arma su propia dieta informativa, eligiendo así lo que queremos saber.
La audiencia es más inteligente de lo que piensas.
Consiente o no, la audiencia, de forma conectada, es más inteligente de lo que piensas. Imagínate el siguiente experimento.
A un grupo de 100 personas se les muestra un jarro con pequeñas pelotitas. Cada persona, independientemente, adivina cuantas pelolitas contiene el jarro. Resulta que el promedio de las adivinanzas casi siempre está entre los mejores resultados. Podemos repetir este test 50 veces con diferentes jarros, pero la respuesta agregada del grupo siempre es una excelente respuesta. A mi me parece fascinante esto. Para los que piensan que es lógico: si a las mismas personas les pido correr un kilómetro, el tiempo promedio siempre va a ser mediocre.
La audiencia ahora es conectada, y conectada, es más inteligente.
La comunicación masiva se mueve entre estas dos fuerzas: individualmente, la audiencia sabe menos de lo que muchas veces asumimos, pero en forma agregada, es más inteligente que nunca (algo que aprovechan muy bien los Alternate Reality Games).
Esta dinámica, estas dos leyes, serán cada vez más importantes para los que trabajamos en comunicación masiva. No hay que subestimar a la audiencia como un todo, pero tampoco le podemos pedir a cada individuo que este informado ahora que tiene la opción de informarse de mil formas diferentes.

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lunes, 24 de mayo de 2010

Las dos leyes de la inteligencia colectiva

Hoy, en medio de una abundancia de información, una escazes de tiempo, y herramientas que nos conectan a todos, estoy viendo dos fenómenos que sirven para entender a la nueva audiencia con la cuál nos enfrentamos en la comunicación masiva.
1. La audiencia sabe menos de lo que piensas.
2. La audiencia es más inteligente de lo que piensas.
Dejame explicar estas dos ‘leyes’ (que, a primera vista, pueden parecer contradictorias) a partir de dos ejemplos.
La audiencia sabe menos de lo que piensas.
La cantidad de información a la cuál tenemos acceso es cada vez más grande. Si antes todos accedían mas o menos a las mismas fuentes, hoy la entrega de información es mucho más fragmentada. Claramente, la audiencia tiene mucho más conocimiento que antes, pero asumir que todos sabemos o conocemos todo, es un error. Esto tiene que ver con el siguiente fenómeno.
Muchos deben conocer este juego: Juan piensa en una canción conocida y golpee sobre una mesa el ritmo de esa canción, para que Pedro adivina de que canción se trata. Los que han jugado este juego saben que es muy frustrante: Juan, con la canción en su cabeza, no puede entender cómo Pedro no adivina cuál es la canción, si es tán fácil! Esto se da porqué Juan complementa la información que le entrega a Pedro (el ritmo) con la información que tiene en la cabeza (la melodía).
Es muy difícil ponerse en el lugar de la persona que tiene menos información que uno. Muchas veces no sabemos exactamente que parte de la información nuestra audiencia conoce y que no. Además es muy difícil olvidarnos de lo que sabemos para ponernos en los zapatos de los que tienen solamente la información parcial.
A los que trabajamos en comunicación masiva, esto nos pasa todos los días. Tenemos una melodía en la cabeza, y confiamos que nuestra audiencia adivina la canción con sólo escuchar el ritmo. Ahora, con la inmensa cantidad de información ahí afuera, y la fragmentación de esta información, este efecto se da aún más. La especialización que se ve en tantas partes (especialización laboral, científica, etcétera) también se da en cuanto a los hábitos de informarse. Ahora que tenemos la opción, cada uno arma su propia dieta informativa, eligiendo así lo que queremos saber.
La audiencia es más inteligente de lo que piensas.
Consiente o no, la audiencia, de forma conectada, es más inteligente de lo que piensas. Imagínate el siguiente experimento.
A un grupo de 100 personas se les muestra un jarro con pequeñas pelotitas. Cada persona, independientemente, adivina cuantas pelolitas contiene el jarro. Resulta que el promedio de las adivinanzas casi siempre está entre los mejores resultados. Podemos repetir este test 50 veces con diferentes jarros, pero la respuesta agregada del grupo siempre es una excelente respuesta. A mi me parece fascinante esto. Para los que piensan que es lógico: si a las mismas personas les pido correr un kilómetro, el tiempo promedio siempre va a ser mediocre.
La audiencia ahora es conectada, y conectada, es más inteligente.
La comunicación masiva se mueve entre estas dos fuerzas: individualmente, la audiencia sabe menos de lo que muchas veces asumimos, pero en forma agregada, es más inteligente que nunca (algo que aprovechan muy bien los Alternate Reality Games).
Esta dinámica, estas dos leyes, serán cada vez más importantes para los que trabajamos en comunicación masiva. No hay que subestimar a la audiencia como un todo, pero tampoco le podemos pedir a cada individuo que este informado ahora que tiene la opción de informarse de mil formas diferentes.

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